Llevo 37 años en la profesión docente y nunca como ahora he notado el daño que hace el desánimo y la desmotivación en los profesores para el desarrollo de proyectos innovadores.
Demasiado tiempo "tragando sapos" han dejado su huella: leyes de educación, decretos, recortes, currículos, horarios, cambios sin sentido y otros muchos "sapos" están produciendo un desgaste que se manifiesta en una falta de ilusión, que hace muy difícil motivar a los docentes para que estén dispuestos a dedicar un mayor esfuerzo y tiempo para desarrollar proyectos innovadores. Sobrevivir con las menores complicaciones es el objetivo en muchos casos.
La dignificación de la profesión docente parece no ser un objetivo de nuestros responsables políticos y se está cometiendo un gravísimo error que pagamos todos, profesores, alumnos, familias y sociedad en general. Es ahí por dónde hay que empezar para mejorar la Educación. Basta de seguir "tragando sapos".
A pesar de los "sapos" seguimos con muy buen ánimo dispuestos a mejorar nuestra forma de enseñar. Mejoraremos.
Vamos. Ánimo.
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